Con la llegada del otoño, muchas personas experimentan una sensación de mayor cansancio y una falta general de energía. Este fenómeno se conoce como astenia otoñal y en él influye una combinación de factores, como el cambio de las condiciones meteorológicas, la reducción de las horas de luz solar y las implicaciones psicológicas de la transición de los calurosos días de verano a los frescos y sombríos días de otoño. Si esta transición se produce de forma brusca, como ha ocurrido en las últimas semanas, es fácil sentir estas molestias de forma más aguda.

Entre los factores clave que contribuyen a la falta de energía durante el cambio de estación se incluyen:

  • Disminución de las horas de luz solar: con la llegada del otoño, las horas de luz diurna disminuyen en favor de las horas de oscuridad. Este cambio en la duración de la luz solar puede afectar al ritmo circadiano, nuestro reloj biológico interno, y provocar una sensación de mayor cansancio.
  • Cambio climático: el otoño suele traer consigo un aumento de las precipitaciones, un descenso de las temperaturas y una atmósfera más húmeda. Estas condiciones meteorológicas pueden afectar a nuestro bienestar físico y psicológico, provocando una sensación de malestar y una disminución de la energía.
  • Estrés psicológico: para algunas personas, la transición del verano al otoño puede ir acompañada de un aumento del estrés. Las preocupaciones por la adaptación a las nuevas rutinas, la vuelta al colegio o al trabajo, o la preparación de las vacaciones de Navidad pueden afectar al bienestar mental y a la percepción de la energía disponible.
  • Cambios en la dieta: el otoño suele traer consigo un cambio en los hábitos alimentarios. Mientras que durante el verano consumimos alimentos más ligeros y ricos en agua, en otoño tendemos a preferir alimentos más ricos y calóricos. Estos cambios en la dieta pueden afectar a la sensación de cansancio.
  • Reducción de la actividad física: durante el otoño, las personas suelen reducir la actividad física al aire libre debido a las condiciones meteorológicas desfavorables. Esto puede provocar una disminución de la producción de endorfinas, los neurotransmisores responsables de la sensación de bienestar.

Para hacer frente a la falta de energía durante el cambio de estación, existen algunas estrategias útiles:

  • Dieta equilibrada: siga llevando una dieta equilibrada con alimentos nutritivos y manténgase hidratado.
  • Actividad física: aunque las condiciones meteorológicas no sean óptimas, intente mantener un nivel adecuado de actividad física en interiores o elija actividades otoñales como pasear entre los colores de las hojas caídas, que es una buena forma de absorber la energía adecuada de los entornos naturales.
  • Luz natural: exponerse a la luz natural puede ayudar a regular el ritmo circadiano. Incluso en días nublados, la luz natural es más eficaz que la artificial.
  • Gestión del estrés: encontrar formas de gestionar el estrés, como la meditación, el yoga o, cuando sea necesario, buscar ayuda de un especialista como un psicólogo.
  • Mantener una buena higiene del sueño: asegúrese de dormir lo suficiente manteniendo una rutina de sueño regular y un entorno confortable para dormir.

El cambio de estación es una época de transición que puede afectar a nuestro bienestar físico y emocional. Cuidarse mediante hábitos saludables y la conciencia de sus necesidades puede ayudarle a superar la falta de energía y a adaptarse mejor a los retos del otoño.

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