Que la montaña es beneficiosa para el organismo siempre ha sido un hecho, ¿pero cuáles son estos efectos beneficiosos? Un paseo por la montaña aporta una mejora en la salud mental gracias al contacto directo con la naturaleza virgen y estimula la producción de endorfinas, que actúan positivamente sobre nuestro estado de ánimo. Además, el silencio y los colores que nos rodean nos ponen en contacto con nuestro cuerpo, proporcionándonos una sensación de gran bienestar. Si el paseo también se realiza parcialmente al sol, nuestro cuerpo podrá producir cantidades aún mayores de vitamina D, que es importante para el sistema inmunitario y para la salud de los huesos.

Igualmente, el movimiento que hacemos al caminar es maravilloso para disolver las grasas acumuladas durante la vida sedentaria y posee además efectos positivos sobre el aparato cardiovascular. La presión arterial disminuye gracias a la menor presión atmosférica, mejorando los problemas relacionados con la hipertensión.

Asimismo, la mayor presencia de oxígeno estimula nuestro sistema inmunitario y hace que respiremos más profundamente, el corazón bombea más sangre y se enriquece con glóbulos rojos, mejorando la capacidad de transporte del oxígeno y aumentando también la energía vital.

Finalmente, podemos afirmar que el aire de la montaña es uno de los mejores para nuestro organismo. La menor cantidad de contaminación atmosférica lo hace puro y saludable y por encima de los 1500 metros, la menor humedad reduce la presencia de pólenes y ácaros, aliviando a los alérgicos. El aire de la montaña también es rico en iones negativos, que son igualmente responsables de reducir las alergias y beneficiosos para nuestro cerebro al aumentar el flujo de sangre, lo que nos ayuda a tener una percepción más lúcida. Los iones negativos son muy importantes para nuestra salud y, lamentablemente, tienden a desaparecer en las zonas contaminadas como las ciudades donde vivimos. Uno de los pocos momentos durante los que podemos respirar en la ciudad un aire perfectamente ionizado, con la presencia tanto de iones positivos como negativos, es después de una tormenta. De lo contrario, hay que acudir a parajes naturales como precisamente la montaña o, mejor aún, una cascada en la montaña, donde la ionización será todavía más beneficiosa.

La ionización equilibrada, sin embargo, también se puede reproducir en los ambientes donde vivimos gracias a dispositivos tecnológicamente avanzados como los ionizadores JoyBion, que emiten iones positivos y negativos de manera perfectamente equilibrada y controlada, recreando el aire que se respira en la montaña.

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